En Cádiz esta expresión, que en realidad se pronuncia así: “Tas más perdío que el barco l´arró”, significa que uno ha perdido el norte. Significa que da palos de ciego, no da una a derechas, no encuentra el camino.
Hace 40 años un buque de procedencia argentina con toneladas de arroz, el “Alcatraz”, encalló en la costa gaditana perdiendo su cargamento por completo. El arroz, al contacto con el agua, se infló y desapareció, aunque las malas lenguas sugieren que muchas paellas de langostinos se hicieron con el arroz supuestamente perdido. Para más inri, nada se supo (esto forma parte de la leyenda) de los marineros que, o bien murieron ahogados (cosa que dudo) o bien simplemente encontraron en Cádiz un hermoso lugar donde vivir.
Una historia teñida de claroscuros que forma parte del folclore popular.
Curiosamente, cincuenta años más tarde, otro barco con idéntico cargamento escoró en la desembocadura del Guadalquivir perdiendo de igual manera toda su carga de arroz, estimada en no pocas toneladas. Cádiz es, si hacemos una pequeña deducción cartesiana, como el Triángulo de las Bermudas para los barcos repletos de arroz. Casualidades de la vida, aunque nacida en Las Palmas de Gran Canaria, Sanlúcar de Barrameda (anclada en dicha desembocadura), es mi pueblo de adopción y espíritu, y la frase de marras me viene como anillo al dedo.
Desde finales de diciembre y buena parte de enero yo he sido como un barco escorado y sin posibilidad de movimiento. Sin embargo, las cadenas que me sujetaban no eran rocas o arenas de poca profundidad, las mías eran cadenas invisibles que se hacían cada día más grandes y pesadas buscando todo tipo de excusas y encontrando todo tipo de pretextos para no salir a correr.
Este domingo al fin, soltando amarras, dejando caer mi pesado lastre me calcé las zapatillas de nuevo. Con un maravilloso día más propio de la primavera que del crudo inverno, con mi primer equipamiento, ese que todos adquirimos cuando empezamos correr, la siempre apañada indumentaria Kalenji para los corredores novatos que aún no se han convertido en runners fashion victim (tiempo al tiempo) salí a correr.
Después de casi un mes sin entrenar lo primero que me pregunté fue ¿Cuánto tiempo se tarda en perder el fondo aeróbico tras un pausa considerable? Así que fijé la alarma para media hora más tarde y me olvidé del reloj. Para mi sorpresa, cuando la alarma sonó yo aún trotaba con facilidad y felicidad. Ambas cosas ¡Cómo lo echaba de menos! Con una sonrisa comencé y con una sonrisa volví a casa. Bienvenido 2012.
Por lo pronto, el circuito de carreras del IMD de Sevilla es mi objetivo. Unos pocos 10.000 en la próxima primavera hispalense con los que desempolvar las piernas. Unas cuantas quedadas runneras con amigos con los que hablar de ritmos, distancias, velocidades, objetivos y estrategias mientras rula la cerveza post-carrera ¿Acaso alguien puede decirme que la cerveza no sabe mejor después de correr? ¿Acaso a alguien se le ocurre un plan mejor?
Ladies and gentlemen, he vuelto.
DANAE