BEBER PARA ENTRENAR

 

Cuando llevamos unos días entrenando o compitiendo bajo condiciones extremas o novedosas para nuestro organismo podemos empezar a observar un cansancio generalizado.

 

Ocurre cuando no hemos superado la fase de aclimatación de cuatro a seis días, según cada organismo.

Al correr presentamos:

Piel húmeda y viscosa.

Cansancio muscular general.

Trastornos gastrointestinales y, a veces, náuseas.

Mareos o sensación de ello.

Extraño aumento de la frecuencia respiratoria.

Aumento de la frecuencia cardíaca y peor recuperación entre y post-esfuerzo.

Aumento de la temperatura corporal hasta 38º C (a veces más).

Podemos tratar este agotamiento con:

Bajada inmediata del entrenamiento, e incluso dejarlo.

Reposar en un sitio fresco, boca arriba y con las piernas elevadas (de 20 a 30 cm).

Desabrochar o quitarse las prendas y enfriarse con toallas húmedas y frías.

Si la recuperación del pulso, la frecuencia respiratoria y la temperatura no se da en treinta minutos hay que buscar ayuda médica de inmediato, pues puede que estemos ante una insolación.

Para prevenir este agotamiento debemos:

Consumir líquidos y evitar la deshidratación cuando corramos en ambientes húmedos y cálidos. Esto hay que cumplirlo aun no teniendo sensación de sed.

Evitar grandes esfuerzos cuando las condiciones climáticas y medioambientales sean extremas (más de 35ºC y mucha humedad relativa).

Evitar prendas muy ceñidas, que dificultan la circulación del aire. Hay que pensar también que los colores oscuros absorben más calor.

Hacer una aclimatación progresiva cuando vayamos a pasar una temporada en esas condiciones atmosféricas. Deberemos ser menos exigentes en nuestros entrenos y más cuidadosos con la protección ante el sol y la ingesta de líquidos, electrolitos y alimentos más sanos (frutas, vegetales, menos grasas animales, etc.).

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