Todos los que practicamos una actividad física con cierta asiduidad nos hemos encontrado a menudo con un molesto compañero de viaje: las agujetas, ese dolor que suele surgir tras una sesión de entrenamiento y que nos hace movernos con dificultad. Normalmente no le damos demasiada importancia y quizás no nos hayamos preguntado algunas cuestiones: «¿qué son realmente las agujetas?», «¿hay que preocuparse cuando surgen?», «¿hay forma de evitarlas o paliar sus efectos?». A todas estas cuestiones y algunas más que nos pueden venir a la mente vamos a intentar dar respuesta en este artículo.
¿Qué son las agujetas?
Las agujetas son el nombre coloquial de un dolor llamado «dolor muscular de aparición tardía (DMAT)» o «dolor muscular postesfuerzo de aparición tardía (DOMPAT)». Aparece en forma de dolor localizado después de un ejercicio intenso tras un periodo carente de ejercicio. El síntoma que se presenta es un dolor localizado similar a la sensación de que te estuvieran clavando unas agujas y de ahí su nombre popular.
Esta molestia afecta por igual a deportistas profesionales y aficionados y tiene bastante que ver con la asiduidad con la que se realiza un determinado tipo de ejercicio. Cuanto más familiarizados estemos con el trabajo físico a realizar es menos probable que se presenten las «agujetas». La verdad es que todavía hay bastante discusión en el seno de la comunidad científica sobre el origen de la mialgia diferida (término con el que se abrevia la DMAT o DOMPAT). Algunos piensan que se produce por microroturas de fibras musculares, otros especialistas creen que por el contrario se debe a una temperatura incrementada localmente en los músculos y los menos que obedece a una acumulación de ácido láctico que acaba cristalizado y produce el dolor. Sea como fuere lo cierto es que cuando surgen nos produce una cierta sensación de pesadez en nuestros movimientos.
En principio las agujetas no son graves, son autolimitadas y su proceso de vuelta a la normalidad es completo en un tiempo moderado, que puede ir desde uno a cinco días.
Prevención y tratamiento de las agujetas:
Aunque se ha investigado bastante sobre el tema no parece existir una forma clara de prevenir las agujetas, aunque bien es cierto que los estiramientos musculares previos a la realización del ejercicio y también posteriores pueden contribuir a una disminución en la intensidad del dolor. Igualmente puede ayudar una ducha de agua caliente nada más terminar nuestra sesión de entrenamiento puesto que favorece al circulación sanguínea, así como que planteemos los ejercicios con una intensidad creciente, dejando el trabajo más fuerte para el final.
En cuanto al tratamiento posterior aquí también se ha debatido mucho sobre el tema, utilizando desde remedios caseros basados en la tradición y sin mucho fundamento científicos a otros mucho más avanzados y sofisticados. ¿Quién no ha oído aquel remedio casero de nuestras madres o abuelas de tomar agua con azúcar? Esto se basaba en la creencia de que las agujetas se producían por una acumulación de ácido láctico, algo que está prácticamente descartado por la comunidad científica. Por tanto, la ingesta de agua con azúcar o bicarbonato sódico no ayudaría a paliar el problema y podría generar otras leves molestias de tipo intestinal, por lo que deberíamos erradicar esta creencia.
Algo más efectivo puede ser una sesión de masaje muscular, crioterapia o sesiones de ultrasonidos. Igualmente podemos aplicar frío en la zona afectada, lo que aliviará los síntomas o tomar algún analgésico si el dolor es muy fuerte.